Sin pastos por una sequía que no cesa, la industria de feedlots sigue creciendo
En el primer mes del año y contrariamente a la tendencia estacional, los ingresos en los feedlots continúan con una tendencia alcista.
De acuerdo a cámara de engorda argentina (CAF), en enero los recintos registraron una ocupación del 59,4%, lo que supone un incremento de casi el 4% interanual.
La sequía en las principales regiones productivas sigue marcando el pulso del negocio en el feedlot. Las perspectivas para la industria ganadera continúan sufriendo problemas que empezó a hacerse visible en el segundo semestre.
“El nivel de ocupación es alto para esta época del año y la extensión de la sequía llevó a los feedlots a esta situación”, explicó. Fernando Storni, presidente de CAF. El gerente habló muy bien de esta situación y brindó dos datos que permiten entender mejor esta situación.
En el caso de los recintos examinados por la cámara, los que aumentaron sus niveles de ocupación fueron los de mayor escala. “El número total de bovinos confinados a nivel país, según datos oficiales, cayó 1% y eso es muy poco para esta parte del año”, concluyó.
Con este mayor nivel de encierro registrado en los últimos meses, también se buscaba que la vaca liberado antes de las necesidades nutricionales del ternero en pie.
📊 Estos son los indicadores destacados de nuestro informe de confinamiento del 1 de enero.
.
ℹ Para más info escribir a camara@feedlot.com.ar
.#CAFRportero #lugar de alimentación pic.twitter.com/rLPiu5iagB— Feedlot Argentina (@feedlot_ar) 11 enero 2023
RENTABILIDAD EN ROJO
El año pasado cerró con una fuerte caída en la rentabilidad de los feedlots, que entre costos productivos e impuestos se ubicó en más de $42.000. En el primer informe del año, la empresa calculó que el margen negativo está en una cifra similar.
Este escenario es un verdadero dolor de cabeza para quienes dirigen el negocio. El año pasado, la pluma vivieron una especie de “verano” entre marzo y agosto, ya que lograron revertir esa tendencia con márgenes negativos. Pero el precio de la finca de consumo no levanta cabeza y sigue estancado -con algunas fluctuaciones- en el orden de los $340 por kilo.
Esta situación, sumada a las dos ediciones de “dólar de soja”; potenciaron la rentabilidad del recinto. “El tema de la comida es complejo, especialmente en maíz“, consideró Storni. Y agregó: “Los subproductos de la soja aumentaron y no volverán a los precios anteriores, por lo que será muy difícil de comprarr”, concluyó.