Platos para cansarse de reír

  • Nos cuela la idea de la gastronomía “divertida”, sin que nadie defina con precisión por qué un plato es divertido, sino que todo el mundo desaparece y apela a él.

  • Es negocio, es genial y es genial. Tantas veces el lenguaje predetermina la realidad que la gastronomía no se quedaría al margen

  • Sin definiciones exactas ni consenso profesional ni academia que la proteja, la diversión ya forma parte de la cocina española

Nadie diría que algunos unas migas extremeñas, un cocido madrileño, unas patatas a la riojana o un cordero al horno Estos son platos divertidos. Por el contrario, se diría que son sombríos, serios, poderosos, profundos y decididos. Pon las calificaciones que quieras. Pero divertido, nunca. No forman parte del divertido libro de recetas. Pero, ¿cuándo empezaron a calificarse de divertidos unos platos de nuestra cocina, o por extensión unas completas propuestas gastronómicas? Ni idea, no llega la hora de nuestras supuestas abuelas.

Debe haber sido con el advenimiento de la cocina rabiosamente moderna de matón y el terremoto que provocó en las cocinas nacionales. Se diría que fue consecuencia de haber coronado la gastromodernidad. De repente, en labios de los críticos gastronómicos, tan creativos como los comentaristas deportivos en su uso de la alegoría y la hipérbole, los bocadillos y las cocinas comenzaron a ser considerados diversión, lo que sigue siendo un prosopopeya atribuyendo cualidades animadas a los seres inanimados.

(gracioso) croquetas en una bota vieja

Croquetas (divertidas) en bota viejauppers.es

¿Puede un plato ser divertido?

Las recetas dejaron de ser sabrosas, deliciosas, cautivadoras, alegres, sorprendentes si se quiere, y pasaron a ser divertidas, características incomprensible e indefinido. Hasta entonces, cada pieza de Les luthier era divertida, un episodio de Asterix con Goscinny vivo o ‘La vida de Brian’ de cabo a rabo. Pero, ¿puede un plato ser divertido? ¿Por qué? ¿Qué define tu diversión? ¿Qué característica debe pasar una receta para entrar en la categoría de diversión? ¿Colores, texturas, los atrevidos nombres entre el paraíso onírico de García Márquez y el color alegre e irreductible del Mago de Oz? tal vez hace reír a la corte? ¿Por qué la experiencia sorprende y entretiene cuando la consumes?

Tiene cierto sentido el concepto de cocina divertida aplicado a la preparación de platos para niños, donde las formas simulan muñecos y los colores hacen más atractivo comer; pero cuando la idea se traslada a la gastronomía con aires de vanguardia y modernidad, no tiene explicaciones convincentes. Y confunde a la gente de buen corazón. Porque de ese lodo llega un tipo a Master Chef y hace algo que él llama león come camarones y hace reír a España y no precisamente por la calidad conceptual del entretenimiento gastronómico de su magnum opus.

EL LEÓN COME CAMARONES

León come gambas.es

La Iglesia tiene doctores, pero buscando y buscando no se encuentran respuestas ni explicaciones convincentes. La idea de una gastronomía divertida se ha colado en la cocina, la expresión nunca ha sido mejor y también ha condicionado a algunos cocineros y empresarios del sector que insisten en hacer que cocinar sea divertido porque tiene que Es un negocio, es genial y genial. aunque no sabemos qué lo define. De hecho, los restaurantes de “cocina divertida” amenazan con convertirse en una epidemia. El lenguaje predetermina tantas veces la realidad que la gastronomía no quedaría fuera.

Se entiende que la crítica gastronómica siempre se ha nutrido de precisión -temperaturas, rigor académico, ingredientes canónicos, procedimientos y técnicas acreditadas- y que, autorrevolviéndose al mismo tiempo que los fogones, ha comenzado a hollar el territorio de las metáforas y las nebulosas. . literaria, entre ellas la que más divierte al suscriptor es la cocina divertida, que aún no sé muy bien qué es.

trampa divertida

Fun trapuppers.es

Otro paso en la evolución de la cocina española

Con influencia, un amigo sugiere de vez en cuando ir a cenar a un restaurante divertido, lo que aparentemente es una condición preferible a ir a un restaurante para comer bien. Antes ibas a la discoteca, al cine, al teatro oa bailar para divertirte. Ahora puedes ir a un restaurante porque hay chefs que prometen un paraíso gastronómico bajo la apariencia de entretenimiento en el plato.

Curiosamente, para muchos, lo divertido no se asimila a lo frívolo. No. La diversión es un paso más en la evolución de la cocina española. Sin definiciones precisas ni consenso profesional ni una academia que la proteja, la diversión ya forma parte de la cocina española. Es como un episodio paralelo: cocina divertida. No hace mucho ibas a un restaurante a comer divertido, ahora la calidad está en el plato, no en la acción: ya no es una consecuencia, sino una simulación. Ya no te diviertes porque la comida haya sido mítica, sino porque los platos eran inherentemente divertidos.

Pero, insisto, ¿qué es? ¿Deberían clavarme en un restaurante de cocina divertido, pero debería divertirme? ¿Me voy a reír, pero voy a comer mal? “Una cocina divertida con detalles geométricos”, escribe un experto sobre un restaurante de Madrid. “Siete ideas culinarias divertidas para los más pequeños”, anuncia y reivindica una tienda departamental que en realidad anuncia algunos de los bocadillos de toda la vida en unos platos llamativos y aparentemente divertidos. “Carpaccio de melón, mojama y berberechos, una receta tan divertida como fácil”, reza un titular en un portal especializado.

En el amplio mundo del entretenimiento, por supuesto, también hay salchichas, mermeladas, cerveza, vino, pan, dulces y pasteles divertidos o ensaladas divertidas. Preguntas sin respuesta que quedan a principios de 2023. Disfruta, son dos días.

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