Así se consigue que las frutas y verduras duren más
Almacenar frutas y verduras adecuadamente
Otro aspecto importante para que las frutas y verduras duren más es almacenarlas correctamente según sus características y necesidades. No todas las frutas y verduras se conservan igual ni todas se llevan bien entre sí. Por eso, es importante que sepas clasificarlos y dónde almacenarlos.
En general, existen tres tipos de frutas y verduras según su maduración:
- Los que maduran con etileno: Son ellos quienes producen una sustancia llamada etileno, un gas que emiten de forma natural, que acelera su maduración y la de los productos que se encuentran cerca. Algunos ejemplos son el plátano, el aguacate, el tomate, el melón o la manzana. Estas frutas y verduras deben conservarse separadas del resto, y preferiblemente fuera del frigorífico, en un lugar fresco, seco y ventilado. Estos frutos se denominan “climatéricos”.
- Los que maduran sin etileno: Estos son los que no producen etileno, pero pueden verse afectados por el que producen otras frutas y verduras. Algunos ejemplos son la lechuga, el pepino, la zanahoria, la patata o la cebolla. Estas frutas y verduras también deben conservarse fuera del frigorífico, en un lugar fresco, seco, oscuro y alejado de aquellos que producen etileno.
- Los que no maduran: Son aquellas que, una vez recolectadas, no cambian su estado de maduración. Algunos ejemplos son el limón, la naranja, la piña o la granada. Estas frutas y verduras se pueden conservar tanto dentro como fuera del frigorífico, dependiendo del espacio disponible y de la temperatura ambiente. Estos se denominan “no climáticos”.
Además de clasificar las frutas y verduras según su maduración, también hay que tener en cuenta otros factores, como el nivel de humedad, la exposición a la luz o el tipo de envase. Por ejemplo, las frutas y verduras que tienen mucha agua, como la lechuga, el apio o las fresas, es mejor conservarlas en el frigorífico, en recipientes con agujeros o envueltas en papel de cocina, para evitar que se pudran. Por el contrario, las frutas y verduras que tienen poca agua, como el ajo, el jengibre o el coco, es mejor conservarlas fuera de la nevera, en recipientes herméticos o envueltas en papel de aluminio, para evitar que se sequen.