Agricultura urbana libre — siembra

Vandana Shiva lleva unos años diciendo la frase “No hay nada más revolucionario que plantar tu propio jardín”. Hay frases que con el tiempo se vuelven aún más válidas que cuando se dijeron por primera vez, y esta es una de ellas.

Hemos hablado de diferentes modelos para afrontar la situación actual, que sin duda está sufriendo un cambio radical en el sistema global en el que vivimos. En cualquiera de los escenarios que se puedan presentar en los próximos años, el cultivo de la tierra seguirá siendo fundamental, y recuperar la soberanía alimentaria a nivel local y personal a través de pequeños huertos familiares o comunitarios cobrará mucha más importancia. es hoy.

Hay proyectos que llevan muchos años y que nos pueden enseñar mucho sobre esta tipología agraria y social, ligada al pueblo oa la ciudad. No les mentiré: conozco varios proyectos de agricultura urbana en varios lugares, pero algunos de ellos los descubrí en mi búsqueda de contenido para este Sembrares Urbanos Me ha sorprendido completamente.

Además, todos los eventos me premian el trabajo de preparación de los mismos con el hecho de conocer a personas maravillosas con las que he podido compartir unos momentos entrañables y enriquecedores. En este caso, las conversaciones previas y posteriores que he tenido con Alain Santandreu, Antonio Lattuca, Julia María Franco, Mariano Salazar, Oscar Rea y el equipo del Jardín Botánico de Bogotá me han animado mucho a seguir por el camino. Y este Sembarres Urbanos tiene mucha, energía para seguir trabajando.

Como decía, en el camino he podido conocer diferentes proyectos de este tipo, y en algunos de ellos he colaborado activamente. En muchos casos hubo diversas dificultades, principalmente derivadas de malos entendidos entre las personas que formaban parte del grupo. ¡Qué importante es que la educación en nuestros hogares y en nuestras escuelas influya en la cooperación y no en la competencia! Seguiremos insistiendo en la educación como pilar fundamental de la sociedad que queremos.

Además, más que nunca, muchos de estos proyectos tienen un marcado contenido “terapéutico”. Ya he comentado en algunos posts de este blog algunos textos que inciden en este sentido, y creo que es un aspecto a tener en cuenta.

El jardín ayuda, como os explicarán algunos de los asistentes a este evento, a tener relaciones sociales sanas, basadas en el respeto, la generosidad y algunos otros bellos conceptos que casi han desaparecido en nuestra sociedad.

He colaborado en algunos proyectos que también tienen un aspecto terapéutico muy definido, algo que trataremos, si quieren, en otro momento, porque creo que es de gran interés para avanzar en sociedades más justas. En todos mis años de experiencia también he podido trabajar con personas de diferentes colectivos en riesgo de exclusión social, lo que ha enriquecido mi visión del valor del jardín en el mundo actual. Una comunidad que se teje no excluye a nadie.

Todavía debemos insistir en que nuestros gobiernos proporcionen los recursos necesarios para desarrollar proyectos de agricultura urbana que pueden o no ser supervisados ​​por la administración, pero que ayudan a las personas en las ciudades a vivir mejor.

Ojalá este regalo sirva para caminar hacia un mundo más justo, para todas las personas y para el resto de los seres vivos que lo habitan. Ahí va nuestro granito de arena…

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