Tecnología de Inducción de Resistencia, activación de las autodefensas vegetales.
Las plantas han aprendido a convivir con los organismos que conviven con ellas en el medio y gracias a esta convivencia se adaptan a dicho medio y desarrollan mecanismos para interactuar mejor. Existen diferentes tipos de interacciones entre organismos, algunas son neutrales (donde los dos organismos que interactúan ni se benefician ni se perjudican mutuamente), en otras ambos organismos se benefician o en algunas se perjudican, y en otras uno de los organismos se perjudica. ve beneficiado y el otro afectado, entre otras posibles combinaciones. Las condiciones ecológicas en las que un organismo es afectado (o eliminado) y el otro es beneficiado se conoce como depredación, existiendo varios tipos de ella (depredación, herbivoría, parasitismo y parasitidismo). Los dos tipos de condiciones de depredación que experimentan las plantas en mayor porcentaje en un ambiente natural o cultivado son la herbivoría y el parasitismo. Abordemos el último, el parasitismo, por su gran importancia en la agricultura.
Para sobrevivir a todos los organismos que establecen una relación de parasitismo, las plantas han tenido que aprender a defenderse; esta defensa ciertamente no se da en una sola generación, ni a corto plazo, se requieren varias generaciones y algún tipo de selección natural para que las nuevas plantas estén dotadas de esta defensa contra sus parásitos (insectos, ácaros, hongos, bacterias, virus ), etc.). etc.).
El proceso de defensa o “autodefensa” se proporciona gracias a que las plantas (y todos los organismos) están dotados de un paquete de genes (genotipo) en sus células, que se encargan de almacenar, combinar y heredar la información genética de las plantas. plantas de madre a hija. Una planta tiene un número determinado de genes, y las mismas plantas, mediante su adaptación y combinación con otras plantas, son capaces de introducir o desarrollar nuevos genes en sus genomas, pero este proceso es lento. La mayoría de ellos han evolucionado genes para poder producir compuestos que les ayuden a defenderse de sus atacantes, pero cuando los atacantes ya no están presentes, son de un tipo diferente, o la infección simplemente ha disminuido porque el entorno cambió, los genes son silenciado (dormir o pausar) para hacer que el organismo sea más eficiente para otros procesos (como la floración o la fructificación).
Una forma de hacer frente a los patógenos que afectan a las plantas, que son difíciles de controlar, es a través de la activación de estos genes que podrían silenciarse en el genoma de la planta y así iniciar un proceso de producción de sustancias de autodefensa. Este proceso se conoce como inducción de resistencia.
Inducción de resistencia
Inducción de resistencia Es la activación de las autodefensas de las plantas a través del control de genes de resistencia (o que producen sustancias de defensa) utilizando sustancias conocidas como Inductores de Resistencia, estas sustancias suelen ser proteínas, terpenos, fitoalexinas, aminoácidos, etc., que a través de reacciones bioquímicas en las células logran la activación de genes de autodefensa.
La resistencia sistémica inducida se refiere a la producción por parte de la planta de moléculas exógenas denominadas inductores o agentes inductores que, al ser reconocidos por moléculas endógenas, tienen la función de activar o aumentar el nivel de resistencia de las células vegetales, tanto a nivel local como a distancia. del sitio de la infección, así como la participación en otras actividades fisiológicas. La infección del tejido vegetal causada por cualquier microorganismo, tanto patógeno como no patógeno, inicia una serie de procesos complejos en interacciones fisiológicas, que surgen de respuestas características a nivel celular, tisular y de órganos vegetales, que se traducen en diversos mecanismos de defensa. Estos mecanismos se pueden clasificar según la penetración del patógeno en:
Preformado (Pasivo).
Las sustancias están presentes en la planta en altas concentraciones en tejido sano antes del contacto con el patógeno. Implican defensas tanto estructurales como bioquímicas, de la siguiente manera:
- estructural: Constituyen verdaderas barreras físicas a la penetración y/o colonización del patógeno. Incluyen la formación de cutículas, tricomas, estomas y fibras/vasos conductores.
- bioquimicos: Se trata de sustancias capaces de inhibir el crecimiento del patógeno o de crear condiciones desfavorables para su supervivencia en los tejidos del huésped. Estos son fenoles, alcaloides glucósidos, lactosa insaturada, glucósidos fenólicos y cianogénicos, inhibidores de proteínas, fototoxinas, quitinasas y β-1,3 glucanasas.
Postformado (activo o inducible).
Las sustancias están ausentes o presentes en niveles bajos antes de la infección y se activan en respuesta a la presencia del patógeno.
- estructural: halos, engrosamiento de la pared celular, lignificación, suberinas, glicoproteínas ricas en aminoácidos hidroxiprolina (HRPG) y glicina (GRP), capa de corcho, capa de abscisión y tilosa (formación de callos).
- bioquimicos: fitoalexinas, proteínas relacionadas con la patogenia, especies de oxígeno activo y fototoxinas.
Los mecanismos incluyen, entre otros, muerte celular por reacción de hipersensibilidad, acumulación de metabolitos secundarios con actividad antimicrobiana, acumulación de enzimas hidrolíticas y depósito de sustancias reforzantes que impiden el desarrollo del patógeno.
EN El Grupo Fagro Se ha desarrollado tecnología de inducción de resistencia que, mediante el uso de complejos a base de proteínas de resistencia, aminoácidos (y precursores), fitoalexinas, terpenos, alcaloides en general, quitinasas, etc., facilita la activación de genes de resistencia en las plantas, con lo que la la planta se prepara para posibles futuras infecciones, ya sea por virus o por hongos. Con esta tecnología se han desarrollado dos productos:
BlNDAX es un fungicida e inductor de resistencia sistémica a partir de extractos vegetales (Mimosa tenuiflora, Melaleuca alternifolia, terpenos cítricos, además de extractos vegetales y precursores RSA) recomendado para el control de hongos fitopatógenos.
Tiene un efecto sistémico y de contacto; afecta la permeabilidad de las células fúngicas, a través de la ruptura de las membranas y paredes celulares, lo que provoca el vaciamiento del citoplasma al exterior, bloquea la respiración mitocondrial y la desnaturalización enzimática, resultando en la inhibición del tubo germinativo de los hongos.
Como inductor de resistencias sistémicas, favorece la autodefensa de la planta frente al ataque de las principales enfermedades fúngicas y plagas que se alimentan de la parte foliar de la misma, favorece la síntesis de proteínas, fitoalexinas, compuestos aromáticos, peróxido de hidrógeno, reguladores del crecimiento y sustancias generalmente relacionadas con mecanismos de defensa contra plagas, patógenos y cambios ambientales.
DETENER VIRUS, es un producto elaborado a base de metabolitos vegetales y minerales, diseñado para activar la resistencia sistémica de las plantas frente al ataque de virus. Ayuda a la planta a defenderse de la invasión de partículas virales y evitar mayores daños en la producción derivados de dicho ataque. Se puede aplicar desde que las plantas son pequeñas, para que desarrollen dichas defensas.