Energías renovables y agricultura – Innovación
La energía en el sector agrícola es una necesidad primaria, actualmente es evidente que cada vez más los procesos agrícolas dependen de maquinaria y tecnología. La agricultura 4.0 sigue aportando grandes avances al sector agrícola, en el ámbito tecnológico y en la gestión de la explotación agrícola. Lógicamente, las nuevas formas de trabajar y tecnologías requieren de una mayor inclinación energética para poder realizar todas las tareas diarias que se requieren. Cabe mencionar que todo este cambio tecnológico en el sector agrícola prioriza el uso e implementación de energías renovables para un abastecimiento óptimo y así lograr un balance energético adecuado para los agricultores.
Y con este objetivo, cada vez son más los modelos que se están desarrollando en la actualidad para combinar la producción de energía y electricidad de forma sostenible con prácticas agrícolas, de forma que una no elimine a la otra y ambas se puedan conseguir. en la misma parcela.
El sector de las energías renovables es particularmente prometedor en términos de creación de empleo y prosperidad local. Una de sus ventajas es la capacidad de brindar empleo de manera descentralizada, ya que son fuentes dispersas que pueden establecerse en diferentes áreas. Esto significa que los puestos de trabajo creados se distribuyen por toda la zona donde se implantan las energías renovables, dando lugar a un equilibrio entre el desarrollo energético y el progreso industrial, lo que se traduce en una distribución más justa de los puestos de trabajo, afectando a áreas geográficas con escasez de oportunidades laborales. Esto contrasta con otro tipo de energías, basadas en centrales de combustión o nucleares, que suelen ser mucho más grandes que las renovables y se instalan en zonas geográficamente delimitadas.
Las principales ventajas de las energías renovables en el mundo agrícola son:
Menos espacio para una producción eficiente:
En un mismo espacio, es posible pasar de un uso único del suelo a un uso combinado, lo que supondría una producción combinada, una mayor eficiencia y un resultado final global.
Reducción de emisiones:
El paso de la energía fósil tradicional al uso de energías más sostenibles posibilita la reducción de gases nocivos para la atmósfera y el medio ambiente en todas las actividades, incluyendo en este caso todas las actividades agrícolas que proporcionan. Además, reducir los impactos sobre los ecosistemas y la biodiversidad que involucran áreas de cultivo demasiado grandes.
Mejora de la autosuficiencia:
La idea de implementar diferentes formas de energía renovable, ya sea eólica, celdas solares, calor solar o biomasa, que son las más fáciles de usar en los campos de cultivo, implica también una idea de autoconsumo que no depende tanto de la red eléctrica general para su uso, si no para producir su propia energía, suponiendo un gran ahorro en el consumo eléctrico e independencia del funcionamiento de la red general.
Fomento del empleo local:
El vínculo entre las energías renovables y el desarrollo rural estimula el desarrollo de empresas locales directa o indirectamente relacionadas con el sector de las energías renovables y con el sector de las tecnologías agrícolas que se puedan desarrollar.
energía agrovoltaica
Un ejemplo bastante actual de estos modelos productivos es lo que se ha denominado energía agrovoltaica. La finalidad de este modelo energético es conseguir la máxima sinergia entre la energía solar y la agricultura, mediante la instalación de placas solares en terrenos agrícolas que lo permitan, es decir, que puedan cultivarse en zonas de sombra o con poca luz solar. Este modelo se posiciona como uno de los referentes para hacer más sostenible un sector que no quiere quedarse atrás en la lucha contra el cambio climático.
Así, el suelo agrícola está dotado de una doble funcionalidad: la propia producción agrícola o ganadera y la producción de electricidad a partir de la energía solar, una fuente renovable.
Los paneles suelen instalarse sobre estructuras o cables a varios metros del suelo, para permitir el acceso a la maquinaria agrícola. Este sistema también permite cambiar la orientación de los paneles para maximizar su eficiencia, ya que se calcula mediante un modelo matemático que recibe datos de los sensores de radiación instalados en la granja y puede ajustar las áreas de sombra en función de las condiciones climáticas y las necesidades. los diferentes cultivos o instalaciones agrícolas, adaptados al desarrollo de las actividades o al tipo de cultivo plantado. También se puede instalar en zonas destinadas al pastoreo de animales, y también actúa como zona de sombra para los veranos.
Otro ejemplo de uso de este modelo energético son los invernaderos. En este caso, los paneles solares se instalan en la superficie exterior de los materiales de recubrimiento y actúan como una pantalla solar que permite mantener unas condiciones óptimas de humedad y temperatura en el interior. El mantenimiento del clima artificial en el interior de los invernaderos requiere un importante consumo energético, y gracias a la energía eléctrica generada a través de los paneles solares se pueden reducir los costes de mantenimiento.
Energía eólica en campos agrícolas
A pesar del mayor uso de la energía solar en las zonas rurales. La energía eólica se revela como una posible alternativa en zonas de gran extensión territorial.
La energía eólica requiere grandes áreas. De ahí su menor fama y uso, no pueden ser utilizados en pequeños terrenos privados, ni en terrenos de alguna extensión, pues se suele instalar más de uno. Salvo que sea para autoconsumo, en cuyo caso con unas pocas hectáreas donde hay que instalar un pequeño aerogenerador. Pero hay que tener en cuenta varios factores, como el impacto en los terrenos contiguos o las molestias que estas instalaciones pueden causar tanto a las personas de su entorno como a los ecosistemas.
Aún así, la energía eólica avanza a pasos agigantados, es posible que la instalación de pequeños generadores para autoconsumo en campos agrícolas esté al alcance de todos en un futuro no muy lejano.
La agricultura es una actividad que depende de los balances energéticos, la energía utilizada debe ser menor que la obtenida de los cultivos o la actividad ganadera para poder obtener un beneficio. También depende, además de la energía, del uso de recursos naturales como el agua, el aire o el suelo, recursos cuya demanda crece mientras su disponibilidad se reduce. Por ello, la adecuada gestión de los recursos para lograr su sostenibilidad son objetivos imprescindibles para todos los sectores, pero más aún para el sector agrícola y la industria.