“Clima extremo: escasez de alimentos y tierras baldías” Adrià Girbés Masià, economista
La lluvia intensa y la sequía severa son formas de clima extremo que se volverán más frecuentes, según los meteorólogos. La extensión global de la sequía es preocupante: solo en Europa, muchas partes de Alemania han estado en sequía durante tres años, hay sequía en Francia, en Italia, en resumen, más de la mitad de Europa. En la península, Cataluña, Galicia, Extremadura, Andalucía, como consecuencia de la variabilidad del clima, sufren una fuerte sequía, también en zonas de Castilla y León, aquí los embalses están al 27% de su capacidad.
Hay mucha incertidumbre climática, los modelos anteriores no funcionan; los expertos hablan de la imprevisibilidad de dónde y cuándo ocurrirán los extremos. Dada esta incertidumbre y el aumento del calentamiento, una sequía podría ser extensa tanto territorialmente como en duración, y por lo tanto el impacto negativo en la agricultura podría ser enorme. Se estima que la producción en la UE este año puede reducirse en 20 Mt debido a la sequía. La seguridad alimentaria o, digamos a grandes rasgos, de alimentos básicos como cereales, forrajes y productos hortofrutícolas a precios asequibles es una prioridad pública.
Una advertencia de la escasez es el problema del aumento del precio de los granos básicos a raíz de la invasión rusa a Ucrania: Los productos de granos como el trigo y el maíz han aumentado un cuarenta por ciento en un año, afectados también por el clima. España es el primer país importador de Ucrania con 2 Mt, 46% maíz; otro 38% trigo; otro 10% cebada y el resto girasol y mezclas de cereales.
En Castilla y León la cosecha de cereales es un 20% menor este año, según el ministro de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas. La ausencia de lluvias y las altas temperaturas explican este descenso.
Prepararse para afrontar posibles carencias implica pensar a medio y largo plazo y actuar con cautela. Una estrategia de seguridad alimentaria tendría que examinar las opciones disponibles. Las tierras anteriormente cultivadas que eventualmente no experimentan problemas de agua o las tierras susceptibles de riego pueden en algunos lugares tener un valor estratégico en el cultivo de granos y otros alimentos básicos para el consumo humano y pecuario.
¿Es el clima extremo una oportunidad para recultivar terrenos abandonados? ¿O es más una necesidad? Las áreas dependientes del clima necesitan lluvias de otoño y primavera para la producción de granos. El clima extremo puede significar una mayor amenaza para la producción, agregue el bloqueo global.
En este contexto de alto riesgo, sería adecuado aplicar un principio económico de distribución del riesgo. En mi opinión, la estrategia es sembrar mayores áreas de grano. El objetivo es que la reducción de cereales en algunas zonas se compense con el aumento de la producción en las zonas que se benefician de la lluvia. Una implicación es que el ámbito no se limita a Castilla-León; Puede darse el caso de que sea esta región la que esté sufriendo la sequía y que en cambio sea Castilla-La Mancha la que esté experimentando un oportuno régimen de lluvias. Eso sí, es importante decir que en una misma sociedad, la adversidad climática afecta a una provincia o zona y no a otras. Para ver la idoneidad, uno puede comenzar experimentando a pequeña escala.
Este aparente interés en la seguridad alimentaria está impulsando cambios en la política agrícola pública para superar los riesgos económicos. Son muchos los aspectos que plantea esta propuesta: económicos, legales, comerciales… pero será el impacto climático y el aprender haciendo lo que nos muestre la escala de la propuesta. Con la perspectiva del aumento de las temperaturas, nos encontramos en un entorno disruptivo, y seguramente tendremos que hacer cambios antes inimaginables. No olvidemos que es un tema primordial: se trata de la escasez de alimentos.
Adrià Girbés Masià ECONOMÍA