La importancia de la salud del suelo

La Tierra es considerada una entidad dinámica en constante cambio. Está formado por una serie de componentes físicos, químicos, biológicos y las interacciones que se dan entre ellos.

En los últimos años, la tierra ha sufrido una degradación acelerada (erosión, contaminación, intensificación agrícola, salinización, etc.), por lo que el concepto de calidad del suelo ha cobrado gran importancia.

Una de las definiciones que tiene el concepto de salud del suelo es “la capacidad del suelo para funcionar como un sistema vivo vital, dentro de los límites del ecosistema y del uso de la tierra, para sustentar la productividad vegetal y animal, mantener o mejorar la calidad del agua y del aire, y promover la sanidad vegetal y animal” (Doran y Zeiss, 2000).

A evaluar la salud del suelo Existen indicadores físicos, químicos y biológicos que permiten su estudio y análisis. Entre los indicadores de suelo disponibles, los indicadores biológicos resultan ser los más sensibles a los cambios y perturbaciones en el medio ambiente. El estudio de los microorganismos del suelo permite una respuesta rápida a los cambios en el manejo del suelo, ya que tienen una gran capacidad de adaptación a muy diversas condiciones ambientales y suelen realizar sus actividades biológicas en las capas superiores del suelo, hasta unos 30 cm de profundidad.

Los microorganismos del suelo juegan un papel clave en la fertilidad del suelo y de las plantas, ya que participan en el ciclo del nitrógeno, azufre y fósforo y en la descomposición de los residuos orgánicos, lo que tiene un efecto global en el ciclo de los nutrientes y el carbono. Además, los microorganismos son, entre otras cosas,afectar las propiedades físico-químicas del suelo, al producir polisacáridos extracelulares (pegamentos naturales) y otros exudados celulares que mejoran la estructura del suelo y estabilizan los agregados del suelo. Este efecto cementante de los microorganismos mejora la capacidad de retención de agua y disminuye la tasa de escurrimiento y erosionabilidad, mejora la disponibilidad de oxígeno, la protección física de la materia orgánica y el reciclaje de nutrientes.

FinalmenteMantener una buena comunidad de microorganismos (microbiota) en el suelo juega un papel fundamental para conseguir la correcta nutrición y bioestimulación de los cultivos. Además, se fomenta la consecución de un suelo sano y equilibrado, elementos clave para un correcto y sostenible manejo agronómico. Entre las soluciones regeneradoras del suelo destaca la inoculación de cepas microbianas con capacidad de colonizar la rizosfera, la superficie y el interior de la planta (endofitos) y con gran actividad PGP (promotoras del crecimiento vegetal). Estas formulaciones pueden contener prebióticos que aumentan el crecimiento y la actividad de los microorganismos, regenerando eficazmente el suelo.

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