De la cocina a la oficina: la importancia de la seguridad alimentaria

Una planificación adecuada es esencial a la hora de comer diariamente un almuerzo para llevar; sin embargo, la seguridad alimentaria es un requisito previo que a veces no recibe la atención que merece.

Planificar qué comer a diario, como vimos en este artículo, es un elemento imprescindible para todas aquellas personas que apuestan por su salud. Una circunstancia que se acentúa aún más cuando se come de un lunch para llevar. Pero cuando se habla de preparar los alimentos que se van a consumir, hay un prerrequisito que hay que tener en cuenta: la seguridad alimentaria. Porque, en definitiva, podemos estar muy comprometidos con la elección saludable, pero antes tenemos que garantizar que lo que estamos preparando no nos va a enfermar, es decir, no nos va a provocar una intoxicación alimentaria.

Preparar, transportar y regenerar de forma segura

En general, existen tres conjuntos de elementos que son clave a la hora de mantener una adecuada seguridad alimentaria a la hora de preparar alimentos en casa para su consumo en tu lugar de trabajo:

  1. la preparacion
  • Antes de empezar a manipular alimentos es imprescindible lavarse las manos así como limpiar todas las superficies (mesas, platos, tablas de cortar, etc.) y todos los utensilios (utensilios, recipientes…) que entran en contacto con los alimentos. Estos dos consejos son válidos tanto si lo que estás preparando es para consumir en casa como fuera de ella.
  • Siempre que se haya utilizado un utensilio (por ejemplo, un cuchillo) y se vaya a utilizar con otro alimento, se debe limpiar adecuadamente o se debe utilizar otro limpio. De esta forma se evita la llamada contaminación cruzada, que se produce cuando un microorganismo de un alimento pasa a otro mediante una manipulación incorrecta.
  • En alimentos que se preparen calientes, procurar que se alcancen al menos 75ºC en el centro del alimento durante 2 minutos.
  • Para los alimentos que se preparan fríos, como ensaladas o frutas, lávelos adecuadamente con agua corriente y séquelos bien. Otra opción, para mayor seguridad, es utilizar lejía. En este caso, puedes utilizar media cucharadita de “café” (unos 2 ml) de lejía por cada litro de agua. Puedes remojar las frutas y verduras durante al menos 10 minutos y luego enjuagarlas con abundante agua potable.
  1. transporte
  • Cuando metamos las raciones en los recipientes (loncheras, termos, etc.) intentaremos ceñirnos a las raciones que tenemos que llevar, para que no quede comida, ya que seguimos esta práctica de llevarnos comida de En casa, las sobras deben desecharse. Es importante no reutilizar ni congelar nunca los restos de preparaciones caseras que se consumen fuera de nuestro hogar.
  • La comida que hayas decidido traer al trabajo (ya sea preparada fría o caliente) se colocará en un recipiente limpio y con cierre hermético e inmediatamente se guardará en el frigorífico hasta el día siguiente que preparemos la bolsa termo con todos sus componentes. Cuando lleguemos a nuestro destino (trabajo normal), el contenedor será devuelto a la nevera. Si nuestro viaje es relativamente largo o no hay frigorífico en nuestro destino, conviene utilizar placas refrigerantes.
  • Específicamente, cuando iba a usar este sistema, ponía todo en la bolsa isotérmica (abierta) en el refrigerador, así que cuando estaba listo para salir de casa, simplemente sacaba el disipador de calor del congelador y lo ponía en el bolsa y ciérrela. Esta estrategia ayuda a tener una temperatura más baja en la bolsa cuando la usas.
  • Como hemos comentado, es recomendable utilizar bolsas isotérmicas para transportar alimentos. Limpia estas bolsas con regularidad, especialmente si ha habido derrames en su interior.
  • También es importante que, a ser posible, los alimentos estén convenientemente refrigerados desde su llegada a nuestro destino hasta el momento de su consumo.
  1. La renovación
  • Si es un plato para comer caliente, asegúrate de calentar tu comida a más de 75ºC. Si estás utilizando el microondas, es preferible calentar los alimentos por periodos cortos, retirarlos, remover o revolver y seguir calentando, en lugar de intentar calentar los alimentos todos de una vez durante un solo periodo. Es decir, tapar la comida, remover y darle la vuelta para que se caliente uniformemente. Haga hervir las salsas y sopas cuando las recaliente.
  • Los aliños, típicos de ensaladas y algunas verduras, como vinagretas y similares, deben prepararse por separado en un pequeño recipiente hermético, conservarse en el frigorífico antes del transporte (al igual que el resto de alimentos) y añadirse en el momento.

Un último consejo

Las normas de seguridad alimentaria son sólo eso, “normas”. Y para algo están. Obviamente, nadie te va a meter en la cárcel por violarlos, pero es posible que termines en un hospital o al menos enfermo por una intoxicación alimentaria. Por tanto, hay que tener en cuenta algunas generalidades para no tentar a la suerte. Lo más importante: es recomendable no utilizar para estos fines preparados con alto riesgo para la salud. Y el caso más flagrante sería todas las recetas donde la salmonela sea un riesgo, por ejemplo, preparaciones con mayonesa casera, tortillas mal cuajadas, etc., no las utilices.

También hay que elegir adecuadamente los recipientes en los que se transportan los alimentos. Los propios envases, lo creas o no, también tienen etiquetado y nos informan de sus usos. En los de uso alimentario deberá aparecer el símbolo en la taza y el tenedor o indicar, textualmente, que está indicado “para contacto con alimentos”. Asimismo, deberá incluirse información sobre su idoneidad para su uso en hornos microondas o lavavajillas.

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